Había gente en la otra punta del país esperando que volviéramos a casa pronto, y sin embargo, seguíamos aquí y no podíamos hacer absolutamente nada por volver. No volveríamos nunca más.
Sigo aquí.
He estado pensando que, la verdad es que cuesta hacerse a la vida. Cuesta pensar que dentro de un año, o dos, o veinte, todo habrá cambiado. Algunos se habrán ido, otros habrán venido... Todo habrá cambiado, incluso nosotros. Y tal vez seamos más felices, pero tal vez no. Por eso hay que disfrutar de todo, porque todo tiene una razón de ser. Yo prometo hacerme a todos los cambios del futuro, y disfrutar del ahora del presente.
No me quedan ideas de última hora, se las llevaron el rubio de pecas y el pintor sin arte. Yo ya no sé que hacer para no dormir, siempre caigo en pesadillas. Me absorven y en ellas gritar es imposible. Me di a las drogas de farmacia, y al redbull y a los capuccinos, pero ninguno impide que me coma el cansancio a bocados. Se podría decir que estoy bien a medias.
La de cosas que te diría si supieras mi idioma, Logan...
-Eres una Dictadora de Grandes Frases.
El comentario de Logan floto en el aire el tiempo justo para que Abby pensara el suyo.
-¿Una? Soy la Dictadora de Grandes Frases.
Logan descansaba su cabeza en el apoya-brazos del sillón verde que Abby tenia en la entrada.
Abby estaba sentada en el otro apoya-brazos.
-Las piensas, las creas y las encierras. Cuando las fusilas con tu voz afilada y rápida quedan olvidadas para tu reino, pero son heroínas Abby, y en las cabezas de los demás quedan para la eternidad. Di una.
-¿Una que?
-Una Gran Frase. Para pensarla cuando me muera.
-Que te pudras en el infierno.
-Fantástico.
-Los monos de feria sabemos sorprender.
-Pensé en venir aquí para matar el tiempo. -Al tiempo lo mate yo hace diez años. Así que esa era la razón por la que, después de trece años, Abby seguía teniendo veinte. Abby continuo. -¿ Creíste que después de tanto tiempo seguiría habiendo gente aquí? -¿No la hay? Es que vi la foto de Maya en busca y captura y... -Yo siempre estuve en busca y captura. -Lo se. Pero todos nos escondemos aquí cuando pasa algo. -¿Que te ha pasado a ti, Logan? ¿Por que quieres esconderte? Abby y sus preguntas como cuchillos. Logan se imagino que al tiempo lo habría matado con preguntas. -De nada, pero pasaba por aquí y pensé que igual llegaba a la matanza. Veo que llego tarde. Maya se levanto y sus ojos marrones se clavaron en los de Logan. -Si, soldado, llegaste tarde. -No tanto, es la hora del te. Puede quedarse. Maya miro a Abby conteniendo demasiadas Cosas Malas. -Nos quedan pocos Logan Newman en la manga- explico la pelirroja. Logan le dedico un sonrisa con muchas Malas Ideas. -Veo que te gusta jugar sucio, Abby.
-Hablemos por una vez de lo que me gusta a mi - dijo Claudia.
Phineas andaba escaso de palabras. Ademas estaba apoyando la cabeza contra el suelo a punta de una pistola que nunca fallaba.
-Hablemos de... Hablemos de Grandes Historias. Hablemos del pasado de las guerras, o de los que las crearon. Tu eras uno de los creadores, ¿no? Debe ser algo difícil crear la Destrucción Masiva. Aunque bueno, tu siempre tuviste un millón de razones en ese cajón de Cosas Que a Nadie Mas Le Importan. No era el odio. El odio surgió mas tarde, después de morir la confusión y el miedo. Nació poco antes de la locura. Seria curioso matarte, ¿no crees? Seria curioso matar al creador de esta matanza. Pero hace poco vi a Logan. Conducía su viejísimo descapotable. Llevaba esa cazadora suya y las Rayban. Fue lo que me recordó que tenia que hacer algo: encontrar a Amy. Lo dejaste todo por Amy. Fue una mala apuesta. Phineas esbozo una de esas sonrisas, de esas que se callaban algo y aceptaban la muerte. Ah, cuantas veces había aceptado Phineas la muerte. Pero ya no creía en ella, así que se atrevió a aceptarla como si de un juego se tratara y hablo alto y claro.
-No te pongas celosa, nena, te estoy dando mi vida.
Apestaba a envidia y a pimienta negra. Claudia tenia las Malas Ideas encerradas en su boca y se le escapaba el mal humor. Se le escapaba sin porqués y sin comos. Se escapaba y buscaba a su alrededor Buenos Días y colores vivos. Se escapaba por sus ojos, sus bufidos y por sus ganas de matar a alguien o a algo ya. El silencio era infinito en aquel desierto de cemento y arena candente. Claudia podría esperar que pasara un coche o una moto, pero en lugar de eso, se encontró de frente con Nada. No la nada, no. Nada. Nada, que odiaba todo. Nada, que vivía agazapada al lado de Eso de Ahí, Mas o Menos (que por ese entonces ya era mas Menos que Mas) y un par de Nos. Nada, que tenia ideas claras, pero todas equivocadas. Nada, que hubiera preferido ser Todo, o Algo, o por lo menos no ser lo que fue. Claudia la miro de frente, con cara de pocos amigos. Nada le devolvió una mirada, una mirada que se atrevió a hablar y dijo "Hola nena, bienvenida al infierno." Y es que nada tenia las maneras de un gilipollas.
Los malos siempre mueren. Y no hay buenos, no existen. Todos hemos pecado de algo y todos tenemos un Gran Error. Y como no hay un dios que nos perdone y nos cuide; sino que Dios es un tipo que nos presta una vida durante un rato y después nos la quita diciendo "Ya basta, por favor, tu no eras lo que busco, tu no eres La Perfección", sólo nos queda salvarnos el culo como solamente nosotros sabemos. Dicen que el mundo se esta muriendo y nosotros no estamos haciendo nada para evitarlo. El mundo esta muerto desde hace tiempo y yo conocí al que lo mató. Lo hizo porque le quedaban pocas ideas de menta y regaliz negro y se dijo a sí mismo "¿Por que no?" Un BANG en la cabeza y después nos miro a todos y dijo: Ya podéis culparos los unos a los otros.