- ¡Prefería equivocarme, joder!
-Pero ahora no podemos hacer nada.
-Podemos matarles.
-¿A todos? Tú estás loca ¡Hay niños!
-Él lo ha querido.
-Pero esos niños no.
La voz de Jd se hizo sonar baja y llena de rabia.
-Juré que me vengaría. Esos niños me dan igual.
-Los niños no mueren.
-Los niños mueren como todo dios. Mueren cuando le estorban a alguien. Los niños son asesinados día y noche ¿Por qué yo no puedo matarles? Me estás hartando y voy a sacar la pistola.
-Eres una persona sin sentimientos, ni escrúpulos.
Jd sacó la pistola.
-¡¡QUE TE CALLES, JODER!!
El silencio se hizo con el ambiente. Lo dejó seco e incómodo.
-Como no te calles, te voy a meter esta pistola en la boca y voy a apretar el gatillo. Me da igual quién seas y qué hayas hecho por mí.
-Él no va a volver. Por muchos niños que mates, y muchos gatillos que aprietes. Por muchas balas que atraviesen el cuerpo de Ades, Zac jamás volverá. Y ni yo ni la gente de ese pueblo tienen la culpa de que Ades se haya escondido allí. Desde el principio, poner bombas no tuvo sentido, porque eres incapaz de matar a gente inocente. No eras tan horrible. Zac te enseñó a ser más persona y menos máquina. Jd es una chica más. O por lo menos lo era la Jd que yo conocía.
-Esa Jd se fue con Zac. Le acompaño a la tumba y ha muerto asfixiada. Tengo malas noticias, Kaila. vuelvo a ser una máquina.
Jd disparó el arma y una bala se alojó en el pecho de Kaila. En ese momento entró Sean en la habitación, al haber oído el disparo. Miró al cuerpo inerte de Kaila, y después fijó su vista en Jd, a la espera de una respuesta.
-A partir de ahora, cualquiera que me cabree compartirá el final de Kaila.
Ades asintió y volvió al tema inicial.
-Ades ha salido a tu encuentro.
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