-Tienes cara de tonto.
-Bueno... yo quería pedirte... un favor.
-¿Un favor? Dime que te parece el vestido antes.
-Eres espectacular.
Soph se ríe, y yo intento sonreír, pero me pueden los nervios.
-Pero yo pregunto por el vestido.
-Casi tan bonito como tú.
Sonrío, esta vez con más convicción.
-Empalagoso.
-¿Puedo pedirte el favor?
Se mira al espejo y sonríe y luego me regala su atención.
-Dime.
Me sonríe y yo no puedo evitar sonreír, aunque tan poco que dudo que lo perciba.
-Yo... quería pedirte...- me arrodillo y parece que se empieza a dar cuenta, porque se le ilumina la mirada. Busco el anillo en mi bolsillo. Estuve ahorrando casi tres meses para comprarle el que más pensé que le gustaría, que no fue muy barato, pero mereció la pena visto lo visto.- Bueno, sé que mereces lo mejor y yo no soy ni la mitad de eso, por eso no me he atrevido a pedírtelo antes... Pero sería un honor, bueno, más que eso, sería... no... no se me ocurre nada, pero me haría el hombre más feliz del mundo que te casaras conmigo.
Un rato de silencio. Empieza a llorar y yo, que ya me había hecho ilusiones me desvanezco. Agacho la mirada y voy a pedirle perdón porque el tiempo pasa y no ha dicho nada. Siento como pasan los segundos, ya han pasado diez. Se agacha y me besa y eso me impide decir nada y con su frente apoyada en mi frente y sus manos en mis orejas me susurra que sí. Primero una vez. Luego empieza a repetirlo y pienso que esa palabra es la más bonita del mundo.