domingo, 20 de enero de 2013

Un número

Se enciende un foco que me apunta a la cara.
Éramos 13.
1.Eme, 2.Louver, 3.Alex, 4.Victoria, 5.Louis, 6.Patrick, 7.Jackson, 8.Dereck, 9.Kim, 10.Connor, 11.Preston, 12. Ben y 13.Yo, Ann. Luchábamos contra Dios. Louver nos recopiló a todos y entre él y Eme nos coordinaban. Pero no éramos sólo nosotros. Había un ejército entero y nosotros éramos los Trece.
Soy feliz después de todo. Soy feliz a pesar de todo.
Se nos dio un número del 1 al 10 a todos y se nos pidió que jamás se lo diéramos a nadie.
Se nos entrenó durante meses para que no sucumbiéramos a ningún tipo de presión. No se nos dio de comer ni de beber en días. Se nos torturó de mil maneras, físicas y psicológicas (yo aún tengo cicatrices) y sólo sobrevivimos cinco. Cuando Eme y Louver nos lo comunicaron, ya no sentíamos. Yo no sentí nada. Ni por los que no sobrevivieron, ni por mí. Siempre recordaré ese momento sin sentimientos. A pesar de todo no se nos volvió a asignar otro número, siempre me acordaré del de todos. De todos los nombres. De todos los números.
Yo soy XIII.

¿Y Eme?

Me han quitado mi Victoria. Ella tenía los ojos verdes y solía fumar cuando algo se ponía feo. Me la han quitado. Voy a la guerra sin Victoria. El poeta sin su Victoria va a la guerra sin pistola con una bala y un ejército que aprendió a luchar con palabras de cristal que se rompieron con el aire del invierno. Diciembre. 
¡Dónde está mi inspiración! Bajo la cabeza y cierro los ojos. Rezo porque nada sea verdad, realmente no tendría que estar aquí. La cabeza me va rápido pero el mundo está parado, va muy lento. 
-Señor.
-¡¿QUÉ?!
-Rusia pregunta por usted.
Respiro fuerte. Asiento. Rusia estaba en la Luna y dijo que jamás volvería. Y de pronto Ann cruza la puerta con tacones y una falda-braga.
-Me cansé de la moda.
-Victoria ha muerto.
-¿Y Eme?
-Todos han muerto.
-Sólo quedamos tú y yo.
-Sólo quedamos tú y yo.
Asiente. El mundo vuelve a girar y todo vuelve a ir demasiado rápido y yo demasiado lento. Sólo quedamos dos. Recapitulemos

sábado, 19 de enero de 2013

Miro la hora cada dos minutos.

Tengo tanto miedo que ya no sé de qué lo tengo. Tengo miedo a tantas cosas, tantos monstruos y todos caben en mi cabeza. Todos están en ella. Y tengo que parecer normal porque todo el mundo lo parece. Pero yo tengo la sensación de que no lo soy. Tengo muchas cosas. Tengo miedo, tengo dolores, tengo deberes sin hacer, tengo traumas, tengo familia, tengo cosas buenas y malas. Tengo muchas ganas de llegar a casa. Tengo monstruos en mi cabeza. 
Cuando me meto en la ducha y el agua cae sobre mi espalda, caliente, me siento a salvo, siento que puedo con todo. El agua me consuela, me aclara las ideas. No son las personas, es el agua.

Cristal

¿Te ves? Esa eres tú. Sigues siendo tú, sigues siendo igual, estás igual, aunque algunos no lo crean, y seguirás así, crees en ti. Así es como tú te veías en el fondo. Estás liberada.
Te preguntas que habrían hecho ellos en tu lugar. Cada uno sobrevive como puede.

sábado, 12 de enero de 2013

Louver para los amigos

-Eh, rubia, ¿quieres venirte conmigo?
-¿Tengo pinta de puta?
-Sí, pero no te quiero para eso. Te quiero para que mates.
-Muy gilipollas.
-Gracias. He estado practicando. Oye, rubia, sólo quiero que me ayudes a hacer justicia. Seguro que si te lo explico... No tienes cojones.
-No, no soy tan idiota. No voy a ayudarte.
-¿Cómo te llamas?
-No te importa.
-Venga, dímelo.
-Ann... Ann Robins
-Yo me llamo Tucker Louver. Louver para los amigos.

sábado, 5 de enero de 2013

Odio porque

Da una calada a su cigarrillo. Una calada muy larga y me mira.
-Dime todo lo que sepas sobre Ann
Mientras habla me suelta el humo en plena cara. Toso y la miro a los ojos.
-Está muerta. Desde hace mucho tiempo.
-Alex... No se te da bien mentir.
-Bueno, Gloria, a ti tampoco se te dan bien muchas cosas, pero te acepto tal y como eres.
Uno de los tíos que nos acompaña me pega en pleno estómago. Le pegaría en la cara, sí, pero estar atado a una silla y con una luz dándome en plena cara lo complica todo.
-G la quiere, sabes que lo haremos todo para conseguirla.
-G quiere muchas cosas: quiere a Ann, quiere nuestra información, nos quiere muertos, ¿quiere algo más?
-Dime dónde está Ann.
-No.
-¡Oh, venga ya! Ni siquiera os lleváis ya. Ann se escapó hace dos meses por lo menos. Se escapó de casa de Eme y sé que la odiáis por eso.
-Sí. La odiamos, la odiamos muchísimo, Gloria. La odiamos porque nos dejó en la estacada. Se largó y no la tenemos, y la necesitamos. La necesitamos como nos necesitamos a todos. Como necesitábamos a Louver. Pero os odiamos más a vosotros. Empieza a plantearte por qué no os lo hemos dado a pesar de que nos torturasteis, matasteis a nuestros amigos, acabasteis con nuestras familias, nos quitasteis nuestras casas y nuestras suertes. Y aún así no os hemos dado nada. Y hoy no va a ser distinto, aunque me llevéis al infierno, y soy consciente de que podéis, hoy no voy a ceder. Hoy... Hoy no voy a ceder. Lo tenemos todo, y vosotros no tenéis nada. Estoy cansado, y no os lo voy a decir, porque me sale de los cojones no hacerlo, y no me haréis cambiar de opinión.
-Tú lo has dicho, Alex: hoy no. Tal vez mañana. Buenas noches.
Sale de la habitación y me quedo con los dos matones. Buenas noches. Tenía mucho que decir, muchas cosas que explicarle, tenía que defenderme y decirle a Gloria y a G por qué les odio. Tenía que darles razones porque tengo razones. Creía que era bueno, pero solamente tengo principios.

Si alguna vez has estado ahí, y alguna vez has sido bueno, por favor, ayúdame. Sería más fácil saltar al vacío y dejar de tener vértigo. Por favor, haz que no llegue mañana. 

miércoles, 2 de enero de 2013

Tenía tu corazón, ¿qué más podías hacer?

Louver, quiero que sepas que me debes cinco dólares americanos.
Sé que me los cogiste de mi bolso para pedirte una última copa el día antes de tu muerte. Te haré un resumen.
Supiste que la bomba estaba ahí, así que nos mandaste a todos a casa de Eme. Y le prometiste a Ann que volverías. Después cortaste el cable y te largaste tu también. Te dio el tiempo justo, porque la bomba explotó casi a tus espaldas. Llegaste a la base sabiendo que estaría Él. Te encargaste de dispararle. Murió, pero sabías que si lo hacías, morirías tú también. Tenía tu corazón, lo destruyó.
Cuando Ann subió corriendo el ascensor y te vio allí tirado... Bueno, imagínate. Estuvo tres horas abrazándote hasta que se quedó dormida y nos la pudimos llevar.
Sigue sin moverse de casa de Eme. Intentamos ayudarla, pero solamente que tú vuelvas la hará volver a ella.
Así que, tío, esta vez la liaste pero bien.

En memoria de

¿Dónde estás? ¿Qué te ha pasado? Sigo aquí, esperando. Camino del lado contrario, al lado de la acera. Te siento cerca cuando me pongo en peligro. Te siento a mi lado cuando camino por lugares donde caminamos juntos. TE HAS IDO. TE HAS IDO.
Grito tu nombre en sueños, me lo han dicho varias veces. Todo me hace sufrir, a veces pienso que volverás, que al subir al ascensor tú me estarás esperando.
Corrí para huir porque me lo pediste. Te he besado muerto. Te quiero, aunque estés muerto. Tú me convenciste de quererte como lo hago ¿POR QUÉ ME DUELES TANTO? Jamás te olvidaré
-Ann deberías dejarle marchar, ya han pasado ocho meses.
-Sabía que moriría, y aún así me quiso, aún así me enseñó a quererle. Quiero irme con él, pero me hizo mucho daño. 
-Murió. Ya no hay nada que hacer, supéralo.
-¡Lo he intentado! ¿Acaso sabes lo qué es soñar con él cada noche? ¿Acaso sabes lo que es despertarte y sentirle cerca durante un segundo? ¡Siento que puedo abrazarle, joder! Le siento tan cerca que no puedo hacer nada más que quererle. Le echo de menos. No puedo evitarlo, él me tortura. 
-Él se ha ido.
Te odio pero te quiero. Te odio porque te quiero. Te odio. Te quiero.
Te rendiré culto.