El psiquiatra me ha dicho que soy muy inteligente. Que soy sensible y que mi madre me debería darme medio Lexatín de vez en cuando, cuando me ponga muy nerviosa.
(Pero, entre nosotros, cualquier pastilla que me den, la tiro al fregadero, porque mola quedarse en casa)
Soy feliz, en general. Y la gente ha de ser feliz, porque es divertido reírse sin saber por qué hasta que las costillas duelan, hasta que no tienes aire y te quedas rojo. Está genial cantar canciones de los ochenta mientras caminas (brincas) por la calle. Es divertidísimo perdonar porque estás contenta y que no te importe nada.
Es divertido ser bobo, feliz, torpe y raro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario