Cuando alguien está destrozado siente vértigo. Literalmente, cuando alguien está mentalmente destrozado, cuando no tiene fuerzas, tiene vértigo. Por eso necesita gritar, llorar, ser abrazado. Necesita que alguien le diga que el abismo que tiene delante es perfectamente franqueable. Que alguien le diga que aunque esté al borde, no tiene por qué caer.
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