Haciendo de tripas corazón, me seco mis lágrimas y me atrevo a mirar a los ojos a mis fantasmas. Quiero sentir pena en lugar de miedo. Cogería una pistola para matarte, a ti, que vives en mi cabeza y te atreves a insultarme, despreciarme, odiarme y absorber todas mis fuerzas. Me despojaría de ti, que vas delante de mí para ensombrecerlo todo a mi alrededor. Serías mi cena esta noche tú, que en lugar de besarme, me mordiste la mejilla, me pegaste y me escupiste; a ti te torturaría hasta la muerte, a ti, que te llamaste yo, te maldigo. Gritaría tus pecados hasta hacerte suplicar y pedir perdón.
Quisiera dolerte, manejar tus instintos, beberme tus sentidos. Quisiera quemar tu pasado, robar tu futuro; respirar tu presente. Quisiera besar tus heridas, beberme tu sangre, quitarte la piel. Quisiera tirar tus restos al infierno. Quisiera agonizarte, ver el miedo en tus ojos, ser tu angustia. Quisiera que no volvieras a sentirte a salvo nunca...
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