lunes, 15 de octubre de 2012

Claudia


Apestaba a envidia y a pimienta negra. Claudia tenia las Malas Ideas encerradas en su boca y se le escapaba el mal humor. Se le escapaba sin porqués y sin comos. Se escapaba y buscaba a su alrededor Buenos Días y colores vivos. Se escapaba por sus ojos, sus bufidos y por sus ganas de matar a alguien o a algo ya.
El silencio era infinito en aquel desierto de cemento y arena candente. Claudia podría esperar que pasara un coche o una moto, pero en lugar de eso, se encontró de frente con Nada. No la nada, no. Nada. Nada, que odiaba todo. Nada, que vivía agazapada al lado de Eso de Ahí, Mas o Menos (que por ese entonces ya era mas Menos que Mas) y un par de Nos. 
Nada, que tenia ideas claras, pero todas equivocadas. Nada, que hubiera preferido ser Todo, o Algo, o por lo menos no ser lo que fue.
Claudia la miro de frente, con cara de pocos amigos. Nada le devolvió una mirada, una mirada que se atrevió a hablar y dijo "Hola nena, bienvenida al infierno."
Y es que nada tenia las maneras de un gilipollas.

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