viernes, 16 de marzo de 2012

Finales

Abby no sabía terminar las cosas. Tenía miles de medios planes, medias cosas, medios sueños, y un quinto de vida, pero no tenía nada terminado.
Abby decía que era porque no le gustaban los finales.
Todos sabían que era porque le parecían la guinda en el pastel
Para Abby, un final era delicado, perfecto. El recuerdo de una bonita historia, y el olvido de una mala época.
El final era una página en blanco, dispuesta a dejarse pintar. Un nuevo principio, avocado a un nuevo final.
Los finales tenían un tacto suave y un olor dulce, pero al gusto eran amargos. Eran como el frío en la piel o el viento en la cara.
Y Abby no se atrevía a catarlos. Los percibía demasiado perfectos.

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