No entiendo por qué últimamente no tengo sueños. Me meto en la cama, cierro los ojos y no me puedo imaginar otro mundo, donde yo saldría con James, o tal vez con Javi, o con el chico rubio que me saludó por error en el tren. Da igual, porque cierro los ojos y solamente me entra sueño. Y cuando escucho música me siento incluso más vacía que sin ella. Y da igual, porque empiezo a caminar y solamente tengo ganas de llegar a mi destino.
Tal vez sea porque todo me va bien, porque no tengo nada claro o porque simplemente me da pereza sentir. El caso es que el otro día me fumé un recuerdo, sentada frente a mi ventana, a las diez y cuarto de la noche. Y no reaccioné, porque no me vino a la mente la sensación.
Sólo siento cosas malas.
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