Estoy harta de equivocarme, caerme y corregir todos y cada uno de mis errores una y otra y otra vez. De no aceptar que no valgo para nada, que aquí solamente sobreviven unos cuantos y que yo no estoy entre ellos. Estoy harta de desgastarme y perderme a cada segundo. De separarme de mi cabeza y de mis talentos naturales, de restregarme contra el suelo y herirme. Estoy harta de no poder explicar que me estoy matando poco a poco y que sin embargo sigo viva cada día, levantándome a las seis menos diez con dolor de cabeza y falta de ganas. Estoy harta, hartísima de que nadie sepa ver lo que yo veo delante de nuestras narices. Estoy cansada de la gente que sólo piensa en sí misma y tengo miedo de ser como ellos. Me siento sola, abandonada y rota. Pero a pesar de todo sigo adelante ¿No es eso de fuertes o valientes? Porque yo sólo me siento como una niña cobarde y quejumbrosa.
Así que la gente puede intentar animarme, y yo le daré la razón, porque no tengo motivos para escribir cosas así, pero por mucho que me consuelen y me intenten abrir los ojos seguiré en mis trece, porque no puedo evitar sentir lo que siento. No puedo evitar sentirme muerta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario