jueves, 2 de febrero de 2012

No soy Gandhi

Al principio no quiso mirar. No se sentía con fuerzas. Notaba como todos la miraban, la apuntaban, se burlaban de ella. Sólo por llevarles la contraria. Una vez más. Levantó la cara y fijó sus ojos en los de su contrincante. Él también la miró.
-Déjalo, Mía, te he fulminado- gritó para que todos le oyeran. Mía murmuró algo que ni ella pudo comprender, pero que no sería nada bueno-¿Qué? ¡No te oigo!- Mía le lo intentó de nuevo.
-Que te vayas a la mierda. Puedo contigo y con cien como tú.
Una profunda, malvada y escandalosa carcajada salió de la garganta del tipo.
-¿Cómo? ¿Hablando?- preguntó.
Los demás también se rieron.
Pero Mía se levantó, despacio, con torpeza. En silencio. 
Le miró a los ojos, cogió rápidamente algo de su cadera, algo que nadie vio hasta que lo tuvieron delante. 
Mía paseó la mirada por los rostros de los asistentes, satisfecha al comprobar el terror en sus ojos.
-No soy Gandhi, Ray- le espetó. Tiró la pistola al suelo y empezó a alejarse- Pero tampoco soy tú.

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