domingo, 26 de febrero de 2012

Venga Logan. Un movimiento. Levanta el brazo, aprieta.

Logan entró de nuevo en la casa.
Sabía que Sarah no haría nada. Nada de nada.
Cerró la verja al entrar. Inspiró hondo y dio un paso. Y otro. Y otro más.
Cuando llegó por fin a la puerta, no tuvo valor para tocar el timbre.
Se quedó allí, de pie, mirando el porche.
Venga Logan. Un movimiento. Levanta el brazo, aprieta.
Pasó mucho tiempo antes de que consiguiera convencerse.
Ya al atardecer, cuando la niebla difuminaba las colinas verdes y el cielo se teñía de rojo, llamó.
Se oyeron pasos cansados en las escaleras, que se acercaban.
Sarah abrió la puerta.
Estaba mal. Pero se había maquillado, en un acto de bienvenida.
-Por fin- susurró. Abrió la puerta del todo y dejó entrar a su compañero.
Logan entró despacio, y Sarah cerró la puerta.

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