domingo, 12 de febrero de 2012

Como la flor de El Principito.

Sarah había dejado de mirar por la ventana. Nunca creyó de verdad que Logan la quisiera. No lo suficiente como para quedarse. No lo suficiente como para despedirse con un beso. Sólo dejó una nota en la cocina. El problema es que no sabía a dónde había ido, para traerle de vuelta. Era un inconsciente, sabía que ocurría fuera de esa casa.
Al principio se dedicó a gritar. Luego a mirar por la ventana, pero al final, dejó de esperar.

¿Nunca has leído El Principito, Logan? Yo soy la flor, y tienes que cuidarme. No te vayas que me marchito. Sólo tengo unos putos pinchos. De esos que no hacen nada. Has abandonado tu mundo, pequeño Principito, y a mí con él.
Y lo peor es, que, como siempre, me di cuenta de todo cuando te fuiste. 
Soy como la rosa, Logan, soy vanidosa, y me creo la mejor, y en realidad cuando me quedo sola, soy frágil. 
Vuelve.
Ya me he cansado de rezar a un Dios que nos abandonó hace mucho. 
   Vuelve.

No hay comentarios:

Publicar un comentario