Un día te hice una promesa. Tú no la escuchaste, porque fue en silencio. Pero me prometí que lo haría todo por ti.
Y ahora no puedo fingir más, a pesar de que me lo has pedido. Cuando intento parecer feliz, sabiendo que no lo estás.
Cuando cualquier tema me resulta totalmente fuera de lugar, y lo único que me gustaría decirte es lo mucho que lo siento y poder abrazarte fuerte y decirte que todo irá bien.
Así que no te preocupes, por mucho que me cueste, prefiero sufrir contigo, que consolarme a mí misma.
No te preocupes porque puedes contar con que seguiré fingiendo. Seguiré sacando temas banales de conversación, y hablando de mí, para que dejes de pensar en tus problemas. Seré tu Eco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario