Llegó un punto en el que ya no se podía ser un niño.
Magia siguió luchando por serlo.
¿Quién dijo que había que crecer?
Magia luchó por poder vivir sin más, con un sólo sueño: seguir.
Y tal vez, dominar el mundo.
Mientras tanto, le gustaba disfrazarse y jugar a ser Peter Pan
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