Madrid era, hablando de películas, una de esas que terminan mal. De esas que te hacen soñar con que todo acaba bien. Una de esas cuyo director no es conocido, pero sí los actores. De esas que ves "porque estaba en la estantería, muerta de risa, y..." y que sin embargo recuerdas y es para siempre. Pero, hablando de películas, también era una de esas que no quieres ver, que dan miedo de principio a fin, de esas que te hacen tener pesadillas y taparte hasta la frente con la manta, con la esperanza (tonta e infantil) de que no te verán si vienen a por ti (improbable). Te hace cogerte a la almohada y abrazarte las rodillas para protegerte.
Pero era una humana, una horrible, pero era humana.
Y como humana, cometía errores y se dejaba llevar, a veces, por los sentimientos.
Por un segundo, de esos que parecen horas, porque significan el fin del mundo. De su mundo.
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