sábado, 16 de marzo de 2013

Me llamo Nora. Soy Nora.

Estas son mis nueve y cuarto de la mañana. Pasa el autobús 59 y me subo. El conductor me mira mal, como siempre. Nunca le gusto mi forma de vestir, ni mi pelo. Las mismas caras de todos los días, como fantasmas, me miran sin verme y yo les saludo sin gestos.
Me siento en el sitio de siempre, junto a la ventana y apoyo los pies en el asiento de enfrente. Miro por la ventana. Llueve. El cielo está oscuro y la tierra está gris.
Te sientas al lado de mis zapatos, como si no los quisieras incomodar y me miras. Sonreiría, pero hace tiempo que no me molesto en hacer esas cosas.
Me llamo Nora.
Y tú me miras como si esperaras algo de mí, aunque llevo los cascos y no sé muy bien si me has hablado. Aparto los ojos y suspiro para seguir mirando a la ventana. Y tú me sigues mirando.
Estoy vacía. Estoy muerta en vida. Estoy donde debo estar. Soy Nora.
Me dices algo y me quito los cascos.
-¿Perdón?
-Me llamo Carlos.
-Me llamo Nora.

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